lunes, 20 de febrero de 2012

De puertas que se cierran y ventanas que se abren.

Dice el refrán que cuando una puerta se cierra, una ventana se abre. Pues bien, hemos de aferrarnos a esa ventana, por muy pequeña que sea o por mucho que nos cueste verla. Estar, está. No podemos permitirnos negar la evidencia. Sólo hay que ser paciente y tener los ojos bien abiertos para apreciarla. 
Cuando estas puertas se cierran -a veces de un portazo, sin esperarlo, otras simplemente sabes que se tenían que cerrar y reúnes el valor para dar el empujón- lo primero que piensas es: ¡mierda! ¡qué mierda más grande! ¿Y ahora qué? ....



Pues ahora es cuando, en vez de caer en el tedioso bucle de buscar causas, consecuencias, culpables o víctimas, debemos mantener los cinco sentidos intactos para descubrir ese otro objetivo que está ahí, esperando a que reparemos en él. 
Sí que es cierto que hay que dejar pasar un tiempo para que nuestra mente se "desintoxique" de todo lo relacionado con esa experiencia finalizada. Unos se dedican con más ahínco del habitual a su trabajo, a otros, les da por el deporte. Muchos se evaden con un libro, crucigramas, sudokus, un baño caliente y relajante con espuma... las opciones son múltiples; todo vale con tal de no pensar.
Pero tarde o temprano hemos de volver a la realidad. Y es en ese momento cuando sólo hay que tener en mente otro refrán: caerse está permitido, levantarse es obligatorio. Así que toma impulso con todas tus fuerzas y tira pa'lante, que seguro que siempre vas a encontrar una mano a la que te puedas sujetar. Y, tal vez, ésa sea tu ventana de escape.



2 comentarios:

  1. Enhorabuena por tu blog y te deseo mucho ánimo para ir poniendo cositas en esta página.

    Como has dejado la ventana abierta, me he colado...

    Un besote.

    ResponderEliminar
  2. Y yo feliz de que te cueles!! Ahora yo también podré comentarte :) Besoss!!

    ResponderEliminar