sábado, 3 de marzo de 2012

La búsqueda


No he abandonado. Tampoco puedo decir que no he escrito más asiduamente porque haya estado liadísima con mi trabajo (ojala) o con los libros (ojala también!)… Nah, simplemente han ido pasando los días, pero ya estoy de vuelta para todo el que quiera leer lo que se me pasa por la cabeza.

Normalmente, cuando me preguntan qué quiero suelo tenerlo bastante claro. Desde pequeñita, sabía que no me gustaban los números, el marisco, o el color rosa.  Siempre he sabido que me gustaban las letras. Me gustan las palabras, me gusta jugar con ellas y me gusta plasmar por escrito lo que mi cabeza no deja que diga. Me gustan las tardes de sofá, manta y peli (o libro), tumbarme en la cama a escuchar música con la luz apagada, la Coca Cola Zero y el color morado.

Luego los gustos han ido cambiando, pero, en esencia, desde muy pequeña sabía que mi vida se iba a orientar a las palabras. Ahora no me disgustan tanto los números, aunque sólo los utilizo para que no me den mal las vueltas cuando compro algo, y siempre fiándome más de la calculadora del móvil que de mi cabeza… Lo del marisco no ha cambiado mucho. Sigue sin gustarme y me temo que va a seguir siendo así. Y el color rosa, pues no sé. Ahora lo acepto más que antes, pero sigue pareciéndome algo cursi. Aunque el hecho de que sea cursi depende más del objeto que del color.

Después de haber pasado la etapa escolar y ocho años en una muy buena universidad, estoy muy orgullosa de poder decir que soy doble licenciada en Periodismo y Comunicación Audiovisual. Aunque no ejerza ni me plantee, de momento, hacerlo. He tenido la maravillosa oportunidad de hacer (casi) siempre lo que he querido. Estudiar, ir de viaje, salir, entrar… Nunca me han prohibido hacer cosas. Y eso es algo de lo que también he de estar tremendamente agradecida.

Laboralmente, y por primera vez en mi vida, no tengo ni pajolera idea de por dónde van a ir los tiros. Busco, pero no encuentro trabajo remunerado de periodista o comunicadora. Me dedico a dar clases particulares a niños y jóvenes que así lo necesitan. A pesar de que más de una y dos personas me han reiterado que no tengo paciencia para dar clases. ¡Me importa un pimiento! Me planteo estudiar un master orientado a esta faceta de la enseñanza que no me había planteado seriamente hasta ahora. Y escucho preguntas como ¿Y el periodismo? ¿Es que te arrepientes de haber estudiado las carreras? ¿Con lo caro que ha sido?, etc… No señores. No me arrepiento en absoluto de la formación académica que tengo. Pero si las cosas no salen como había planeado, ¿tendré que buscar otros medios? ¿O me quedo esperando que pase mi tren cuando lo único q pasa es el tiempo? Elijo la primera opción y seguir buscando a través de otras vías.

Así que, por favor, pido encarecidamente, desde aquí, que la próxima vez que alguien quiera decirme que qué pasa con el periodismo y que vaya “veleta” soy cambiando de profesión, se muerda la lengua y se ponga un puntito en la boca. Que ya estoy cansada de escuchar tonterías.

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